Ayer participé del panel del primer webinar organizado e ideado por Yanela Biancardi y moderado por Aldana Páez, inspirado en el libro de Edwar De Bono «Seis sombreros para pensar» y quería dejarles por acá las reflexiones que compartí con un gran panel de mujeres.
Para vos… ¿Cuánto tiempo pasó desde que empezó la cuarentena? No hablo de cuántos lunes, martes o miércoles. No me refiero al tiempo «cronos».
El 20 de marzo, es decir, hace 1 mes y 5 días en argentina comenzamos el ya famoso «quedate en tu casa». Nada más y nada menos que 36 días. Seguramente, los 36 días más largos de nuestras vidas.
Mi nombre es Agostina Fasanella y me dedico a ayudar a las organizaciones a construir líderes, equipos y culturas centradas en la inclusión y el poder de la individualidad. Trabajo como Coach de Negocios hace ya 19 años.
En el mundo laboral, las personas se han puesto (y se siguen poniendo) los 6 sombreros casi todos los días… hay momentos de optimismo, de negatividad, de emociones fuertes, de creatividad, de conciliación y de mirar únicamente los hechos. Pero esto para el mundo de los negocios no es nuevo y mucho menos en Argentina.
Lo bueno es que en este momento hay 2 máximas que se están cumpliendo que me encantan.
La primera es que “hay muchas reuniones que pasaron a ser un e-mail” lo cual hace que las personas podamos aprovechar mucho más nuestro tiempo y la segunda es que “la vida NO es eso que ocurre cuando termina nuestro horario de trabajo” cosa que es súper importante porque, aunque parezca una obviedad, la mayoría de las personas planea su vida de esta forma.
Vamos a blanquear algo: la palabra trabajo es una palabra muy poco feliz. Cuando decimos que algo nos dio trabajo estamos queriendo decir que no fue muy ameno, el famoso “me dio un trabajo bárbaro”. Ahora pensemos que pasamos más horas trabajando que no trabajando (al menos hasta antes de la pandemia), por eso considero que es un buen momento para reaprender sobre nosotros mismos y de nuestra forma de operar y tomar decisiones. Dicho de otra manera: replantearnos cómo encaramos nuestra vida productiva y con ello el concepto que tenemos incorporado de productividad.
Trabajo para diferentes lugares, desde organismos de gobierno, empresas, pymes y agencias de Naciones Unidas y me atrevo a decir que en el 95% de los casos, desde que empezó esta pandemia, los desafíos a los que se enfrentan la mayoría de las personas que acompaño en el mundo del trabajo son cuatro:
· En primer lugar, si no hay una estrategia clara, el negocio tiene sentencia de muerte. La gente se pierde y no sabe para dónde ir, lo que en este momento puede costar caro a nivel emocional y económico.
· En segundo lugar, la flexibilidad es todo, ahora más que nunca.
· En tercer lugar, la compasión y la empatía, que son palabras un tanto lejanas al mundo corporativo, tienen que tomar protagonismo.
· En cuarto lugar, la solidaridad es clave, más en momentos como este y me atrevo a decir que un deber de cada uno de nosotros como personas. Sí, tengo la esperanza de que podamos salir más humanos de esta.
Estas 4 cosas que mencioné dan mucho miedo porque está la idea de “volverse blandos” y perder esa orientación a resultados que las empresas requieren de su staff casi permanentemente. Y en la urgencia, el miedo es mayor porque la velocidad puede causarnos una sensación de falta de control, pero esto es FALSO. Las empresas que están apostando al liderazgo ágil, a los equipos ágiles entienden de lo que estoy hablando.
Esta pandemia nos obliga, de una manera muy poco gentil, vamos a decir, demasiado irreverente para mi gusto, a cambiar de paradigma.
Estamos entrando en tiempos de personalización.
No solo necesitamos entrenarnos como líderes, sino que también nos es urgente adquirir un liderazgo personalizado en sintonía con las necesidades de las personas que lideramos. Algo de esto habla Daniel Goleman en su libro “El líder resonante crea más”. Pero estos conceptos adaptados a los tiempos que corren tienen que ver con que no es lo mismo si en mi equipo tengo una persona que vive en un departamento de 2 ambientes con hijos y sin hijos. Alguien que vive solo o sola. Alguien que tiene personas mayores a cargo. Y así puedo nombrar miles de situaciones diferentes que antes no teníamos en cuenta porque, como dije al principio, habitualmente, la vida es eso que ocurre después de la jornada laboral.
Hoy, no solo no podemos seguir obviando esto, sino que además quienes no lo tengan en cuenta están, como se dice habitualmente, al horno.
Esta mañana leía un artículo en Forbes que decía que este es el momento del coraje. Hoy, en este paradigma de personalización, liderazgo significa ser lo suficientemente valiente como para ser compasivo y permitir que otros influyan a su manera.
Se trata de ser lo suficientemente valiente como para dejar de lado las métricas que ya no son relevantes, incluso si eso significa parecer fallar a los ojos de las personas que aún se aferran a esas métricas.
El liderazgo actual consiste en derribar barreras y dar a las personas la libertad de crear oportunidades nunca antes vistas para elevar su propia capacidad y la capacidad de la organización.
Especialmente ahora que el momento requiere que los países y las empresas de todo el mundo se reinventen. Esto solo es posible cuando creamos sistemas que se centran en la inclusión y el poder de la capacidad individual.
Es tiempo de coraje. Es tiempo de ser protagonistas. ¿Seremos capaces de mantener estos tiempos en el tiempo?
Muchas gracias.
Agostina Fasanella.